lunes, 13 de junio de 2011

CONDICIONES DEL AULA


La sala donde hemos de trabajar la Musicoterapia, debe tener proporciones lógicas, que sea amplia, pero no excesivamente. Si el salón es muy grande provoca gran dispersión, y los niños se pueden sentir como perdidos, y no son capaces de orientarse. Si es una sala muy pequeña, impide los desplazamientos o el movimiento.
Debe estar aislada e insonorizada para no provocar resonancia ni ruidos y sonidos exteriores.
Las paredes no deben tener objetos decorativos, deberán estar decoradas con sobriedad y pintadas con colores sedantes, que provocan pocos estímulos.
El piso tiene que ser de madera, pues los niños han de descalzarse durante la sesión, teniendo en cuenta la posibilidad de transmisión de las vibraciones y la necesidad de trabajar con todo el cuerpo.
Los asientos serán de tipo banco, sin respaldo, de fácil transporte, sin ruedas; y uno por cada alumno-paciente.
El equipo de música será de buena calidad. La acústica desempeña un papel importante en el desarrollo y los resultados. Debe evitarse el eco o la reverberación.
El gabinete debe estar ventilado, iluminado y controlado, para poder crear un clima adecuado a nivel emocional-afectivo y físico, para una mejor integración y vivencia del fenómeno musical.
Debe contar con suficientes y variados instrumentos musicales y aparatos electrónicos, como son el grabador, el tocadiscos, el amplificador e incluso un sintetizador electrónico. Si es posible, se destinará un lugar para armarios y estanterías para poder ordenar y guardar los instrumentos cuando no los utilicen.
La temperatura ambiente será cómoda, ya que el niño se siente incómodo con frío y con calor.
Debería existir una hora diaria de este tratamiento en todos los programas de entrenamiento y rehabilitación de un niño deficiente.
 El tratamiento debe hacerse de forma colectiva, previamente debe tenerse varias sesiones individuales con cada niño, para ver las peculiaridades de cada uno, de cara a integrarlos en grupos homogéneos. Los pasos a seguir son, la toma de contacto y descubrimiento de la comunicación y del I.S.O. del alumno-paciente; la inclusión en un grupo o la necesidad de continuar en forma individual, sin que se excluyan ambas; si se continúa con las sesiones, estas deben tener como finalidad la inclusión en un grupo determinado en un futuro muy próximo.

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